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El ritmo urbano de Getafe a Madrid

Resumen
Getafe se mueve al ritmo del atardecer. Trenes, autobuses, metros, taxis, coches, peatones, patinetes y bicicletas comparten un espacio mientras la luz cambia. La rutina se convierte en una coreografía urbana. Sin narración ni diálogos, solo sonidos reales e imágenes. Una mirada fugaz al viaje de Getafe a Madrid en transición.

Objetivos
A lo largo de estos planos se construye un tránsito entre el exterior urbano y lo interior de las estaciones del tren. Las imágenes hablan por sí solas, aparentemente cotidianas como cuando llega un tren, los peatones que cruzan, el cambio de un semáforo, etc. El atardecer baña cada secuencia con una luz cálida, enmarcando diferentes momentos de los transportes públicos a utilizar entre Getafe y Madrid, y viceversa.
Cada plano de esta pieza ha sido concebido no solo con un propósito narrativo, sino también con una intención por mostrar la buena conexión entre los diferentes sistemas de transporte. A través del encuadre, la luz y el ritmo visual, se busca construir una mirada pausada sobre el movimiento cotidiano de la ciudad al atardecer. Lejos de la espectacularidad, estos encuadres capturan la poética de lo mínimo: el paso tranquilo, la espera, el cambio de semáforo, la sincronía entre las personas, los trenes y otros vehículos.

Dificultades y retos
Rodar en el entorno urbano de Getafe Central durante el atardecer presentó retos: la luz, el flujo aún activo de personas volviendo a casa, y el sonido urbano con un carácter algo denso. Aunque esta atmósfera aporte una textura visual muy rica y emocionalmente sugerente, también implicó una planificación precisa y adaptabilidad constante en los días laborales.
En los primeros planos, la luz exigió ajustar la exposición para evitar la pérdida de detalle en los cielos sobreexpuestos. La estación seguía siendo un punto de tránsito activo. Capturar esa sensación requirió paciencia y sincronización con los ciclos naturales del lugar.
El sonido directo se vio afectado por el incremento de los vehículos, autobuses y megafonía, especialmente en las franjas cercanas a la hora punta. Aunque el uso del ambiente como narrador seguía siendo esencial, en postproducción se ha bajado cuidadosamente el audio por los sonidos fuertes del ambiente ferroviario y del tráfico denso.
Las tomas cenitales de las vías del tren necesitaron mayor control de estabilidad: la caída de la tarde acentuaba los contrastes y obligaba a exponer con más cuidado para conservar la textura urbana junto con el ambiente ferroviario dentro de la estación de Atocha y en Getafe. Sobre todo, en la estación de Getafe para captar el movimiento del tren y de las escaleras mecánicas llena de gente. Es importante comentar sobre el desplazamiento de tiempo a la hora de filmar hasta Atocha.

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